HERMOSA MIA
Hoy después de un largo y feliz día de trabajo, recibo un mensaje y me detengo un momento para responder y escuchar tu dulce y melodiosa voz; y en ese momento mi cansancio se termina, convirtiéndose en una alegría; con destino fugaz que me regala el “ Soneto de la dulce queja” que añoro que algún día recite a tu amado corazón.
Como deseo que respondas a mi insinuación de amor, sin temor a que te dañe con una nueva sensación, no temas que mi sentimiento es real y que nuestras diferencias no te detengan a ser receptiva de mi nueva ilusión, no rechaces mis sentimientos, ni mis halagos que día a día te hago llegar.
No puedo mas hermosa mía sin estar a tu lado, solo espero el momento que te des cuenta que te deseo como aquel día que te vi por primera vez pasar junto a mí; como aquella tarde que por primera vez me dijiste “hola” y que aun recuerdo la sonrisa con la que me contestaste o aquellos ojos que vi lagrimear cuando confiaste en mi.
Aun sueño con ansias ese día que por fin seamos algo mas que amigos, aun anhelo decirte al oído lo que por meses me he aguantado; solo espero ese día para desbordar mi ilusión que has despertado, y con la nueva sensación de también sentirme amado.
Tengo miedo a perder la maravilla
de tus ojos de estatua y el acento
que de noche me pone en la mejilla
la solitaria rosa de tu aliento.
Tengo pena de ser en esta orilla
tronco sin ramas; y lo que más siento
es no tener la flor, pulpa o arcilla,
para el gusano de mi sufrimiento.
Si tú eres el tesoro oculto mío,
si eres mi cruz y mi dolor mojado,
si soy el perro de tu señorío,
no me dejes perder lo que he ganado
y decora las aguas de tu rió
con hojas de mi otoño enajenado.